sábado, 13 de agosto de 2011


NUESTRO ESPERADO ENCUENTRO 


Sólo en mis noches de niño atolondrado
Construía y reconstruía los días sin ti.

Y sólo, ese inolvidable sábado indagué por tus pasos
Cuando faltaba únicamente un rincón de aquel sitio donde buscar
Fue que pude verte vestida de mañana y de azucares.
Ya no con tu cabello largo de antaño.
Sola y especial tú. Más hermosa que ese instante único
—Sonriente rosa pura—, entre libros sentada en aquella mesa,
Estabas, en el centro del mundo.
Y yo caminaba a tu espalda, nervioso y vigilante.

Al  vernos, ya no tuve más patria que el eco de tú risa
Y mi bandera, fue el sabor de tus besos.

CRISTÓBAL COLÓN

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